martes, 11 de junio de 2024

3. Covaleda arde


El Duero se desboca hacia el sur tras pasar Duruelo y coger caudal de río. Pero se comprueba que el río va y viene, se detiene cuando pudiera parecer que ya ha cogido ritmo de aguas profundas y dirección, como si dudara, como si retomara trayectoria e intenciones. Así que pasa bajo el puente de los Arrieros y tuerce a la izquierda en un meandro imprevisto, como si se acordara de pronto de acercarse a Covaleda. El pueblo soriano está en la ladera de la sierra de Urbión, a más de 1.200 de altitud. Parece que hay noticia de la villa en la Edad Media, incluso de antes, de la Edad de Bronce. Hoy las calles están llenas de carteles anunciadores: Desafío Urbión, la dura carrera de montaña que convoca cada año a deportistas y va ya por la novena edición. Correr por las cuestas y desniveles de 800 metros debe ser especialmente duro: 30 kilómetros, mil participantes y el récord está en tres horas y cuarenta minutos. La particularidad es que además del inhumano reto que supone, que tiene cada año más adeptos, la organización plata dos árboles por cada uno de los corredores que crucen la meta, con lo que la riqueza de los pinares del pueblo y de todos los de la sierra se asegura. Un incentivo más.



Covaleda compite, amigablemente y a veces no tanto, con Duruelo y Vinuesa por ser la capital de la Comarca de Pinares. Presume de la rica masa forestal que cubre su término municipal, en la que el pino albar reina sobre pinos negros, hayas, acebos y robles. Orgullo de sus árboles e ingenio para nombrar los parajes: el mirador de la Machorra, Bocalprado, el paso de Peñoncito.

La carretera parte el pueblo por la mitad. El de arriba y el de abajo. Hay viviendas con señorío, aunque no se ve la arquitectura solariega que se observa en otros pueblos pinariegos, como Salduero, Molinos de Duero o Vinuesa. La explicación está en lo que pasó en 1923. Muchas de las casas están cerradas, lo que sugiere un alto porcentaje de viviendas de fin de semana.

En el Mercado Antiguo anuncian una exposición que parece interesante, ‘Covaleda Arde’. Una muestra, que, explica su hacedor, comisario y fotógrafo, conmemora y recuerda el pavoroso incendio que asoló la localidad en 1923 y se llevó por delante a 90 casas, las dos terceras partes del pueblo. Como 500 personas lo perdieron todo. De modo que apenas se puede encontrar hoy la huella de lo que fue. Eso explica la ausencia de las edificaciones típicas de la comarca. Ocurrió, parece, el 6 de septiembre de 1923. A las siete de la mañana Felisa Tejedor, la tía Perejula, subió al pajar con un candil de aceite encendido. Otra versión dice que el viento avivó las cenizas del rescoldo de día anterior. Otras que iba bebida. En cualquier caso una llama pequeña por la acción del viento se convirtió en una incendio pavoroso.





La exposición organizada por Miguelangel Hernández, con fotos de la época, recortes de periódicos de aquellos días, listas de perjudicados y nombres de niños que fueron llevados fuera del pueblo, historias orales recogidas, conforman una crónica que ilustra los sucesos de hace cien años que forman parte de la memoria de Covaleda. Incluye recortes y crónicas periodísticas.

'Arde Covaleda, Memoria del fuego del 6 de septiembre de 1923', repasa el suceso y muestra el contexto, no solo de la tesis de si La Perejula fue una mujer descuidada o trastornada, también las diferencias políticas y sociales que hubo en Cavaleda en aquellos tiempos por el llamado 'Motín de las sierras'.

La economía de esta comarca de pinares se basaba en la explotación de la madera de los montes comunales. Los duros trabajos pasaban por llevar los troncos a los aserraderos y el conflicto surgió cuando se formó una cooperativa para no depender de las imposiciones de quienes decidían los precios del trabajo y de la producción. La desgracia limó las discrepancias, sobre todo porque impidieron a los cooperativistas tener su propio aserradero.

La muestra del antiguo mercado se completa con un documental con imágenes de hemeroteca y con un corto donde un grupo mujeres del pueblo representan la historia y percance de La Perejula. Recrean con retranca la escena del incendio en el hogar de la ‘tía Perejula’. Dirigidas por el propio Hernández, está muy bien hilvanado,  rodado con gusto, montado con sabiduría e interpretado con mucho oficio tanto el personaje de la pobre pirómana como el resto de los personajes. Los pocos espectadores congregados aplaudieron con ganas. Mientras miguelangel guardaba video y recogía cables y proyector, mostró en la pantalla del ordenador el make in off de la película. Se ve cómo se rodó, cómo se preparó, como se produjo, como se divertían las actrices, la juerga que se traían para componer los diferentes personajes del drama de la Perejula ante la cámara. Si la película tiene interés la intrahistoria del proyecto merece verse.


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