lunes, 6 de junio de 2016

Feria del Libro: El youtuber, el niño filósofo y Vaquerizo

Y se fueron en grupo al Retiro, a la Feria del Libro, como a una escapada cultural, empática y solidaria. La excursión la planteó la hija de Betty y cuando ésta puso cara de a qué viene eso, la hija le recordó qué ella había organizado algo parecido cinco años atrás y arrastró a todo el mundo (véase la referencia pasada en este blog o en algún antecedente perdido en las nebulosa de la red) Ante lo cual la dueña del bar no sólo dejó de poner objeciones sino que contribuyó a animar.



Honorio y su amigo íntimo excepto a la hora de jugar al mus se pusieron zapatillas de deporte, gorra y mochila con botellita de agua. Betty, con ellos. La hija de Betty y la chica de la ORA amanecieron juntas, también con calzado deportivo. El zapatero  había pasado a recoger al portero, ambos aparecieron dispuestos y con las manos en los bolsillos. Los de telefónica, al ser domingo, no aparecieron por el bar. El taxista, tampoco. Ni Paqui. Nadie especuló si estaría con él o con otro, en función de lo que hubiera exigido el oficio.
Ahí estaban todos con Betty, cuando decía: 
-Eso, allá ellos.
La pelirroja, que había vuelto a leer en silencio sobre el taburete en la esquina de siempre a pesar de la reforma, se apuntó al oír la convocatoria. Se presentó con los patines al hombro. Que así aprovechaba, dijo sin que nadie le preguntara nada, pero por si las miradas de sorpresa.
Fueron todos en grupo, pero pronto se separaron. Cada uno se paraba ante una caseta, cada cual ojeaba una portada, cada quien volvía la cabeza ante un famoso, o seguía de largo. Así no habían avanzado ni veinte metros por el Paseo de Coches y el grupo se había disgregado. Ni el amigo de Honorio lo seguía. El gentío, el calor sofocante, la falta de agua salvo los previsores, las terrazas, los puestos de refrescos…. Nada contribuyó a que el grupo permaneciera unido. No fue una desbandada, se fue deshaciendo como un azucarillo en la aglomeración de la Feria una mañana de domingo. Como no habían previsto tal fuga, tampoco quedaron para reunirse al final, ni para tomar un aperitivo ni para volver al barrio.
Aparecieron todos en el bar a la mañana siguiente para reprocharse no haberse organizado mejor. Y cada uno contó su aventura, consistente básicamente en deambular sin objetivo y sediento por entre las casetas y entre el masa de curiosos. La pelirroja, la hija de Betty y Honorio, habían comprado un libro cada uno, el resto, no. Todos habían visto a quien firmaba. Una misión en teoría imposible si se tiene en cuenta,  que esa  mañana de domingo, entre las 12,30 y las tres, había 277 autores firmando.
Se ve que a la mayoría les llamo la atención las mismas caras mediáticas convertidas en  autores firmando libros. Cada cola suponía un reclamo, así que veían una y se acercaban: Un famoso poniendo la firma, un editor embobado con su descubrimiento. Aglomeración que veía la banda desbanda del bar de Betty, allá que iban, a ver quién era. Apenas repararon en los escritores que esperaban, pacientes y solitarios, a que alguien se apiadara de ellos.
En el bar de Betty se resumió la inmersión cultural de la Feria del Libro en apenas cuatro nombres, los más buscas del domingo, los que concentraron ante su caseta las colas más nutridas bajo el sol de justicia: un yotuber, un niño filósofo y Mario Vaquerizo.

-También estaba Risto Mejide, Mónica Carrillo, Miguel Ángel Revilla, Maxim Huerta, Nieves Herrero, Irene Villa....- Repasó la chica de la ORA
-Sí, también la vi yo. Dijo el cartero.
-Yo no- Aportó el portero.
-También había escritores. -Apuntó con intención la pelirroja.
-Pero esos no son famosos- Aclaró con no menos intención Honorio.
‘Ser inteligente no es un delito. Aventuras y desventuras de un joven pensador’, es la obra que firmaba Álvaro Caba Ciudad, en la caseta 196, el talaverano de 13 años que lleva ya tres escribiendo un blog y colabora en diferentes medios. Los paseantes volvían asombrados y dudaban si pedirle una dedicatoria o invitarlo a un refresco.
Algunos años más tiene el barcelonés Raúl Álvarez Genes, 27, más conocido como AuronPlay, youtuber deslenguado y torrencial, parece que con millones de seguidores, que ha escrito un libro sobre su vida. Se titula ‘Auronplay, el libro’, y se explica en capítulos como: El nacimiento de La Bestia, La forja del héroe, Mis amigas, las hormonas, Te ganarás el pan con el sudor de tus coj…, Celebridad descerebrada,  10 años después. Es decir, desde la vida sin Internet, su primer troleo a un profe, su primera borrachera, su primera novia, las primeras  pajillas, los colegas... Y cómo, de repente, todo cambió el día que colgó su primer vídeo y descubrió que a la gente le gustaba.
No lo conocía nadie del grupo del Bar de Betty, pero todos vieron que era el que más gente tenía esperando, que firmaba sin parar bajo sus gafas negras.  “Por favor, abrid el libro por la página que queréis que os firme y tened preparados los teléfonos para hacer fotos”,  decía uno de los los responsables de la caseta intentando organizar el tumulto,  como había hecho el día anterior.
-“¡Papa graba, papa graba!”, oyó la hija de Betty que gritaba una fan emocionada cuando llegaba su turno.

Parecido poder de convocatoria, el de Mario Vaquerizo, que en la caseta 296 firmaba ejemplares de su libro, 'Vaquerizismos', parece que sobre pensamientos y dichos suyos.
La pelirroja apuntó que ella compró un libro de Martín Caparrós y se fue a patinar.

-¿Ese quién es?