En agosto Betty se va al pueblo pero el bar no se cierra. Lo lleva su sobrina, una hija de su hermano, y todo el mundo sabe que es una manera de ayudarla. Dice el portero que toda la familia es orgullosa y ni pide ni da como si hiciera un favor. Así que Betty dice que se va al pueblo, que tiene que descansar, y la pequeña de su hermano se organiza, afirma que ella se encarga de que el establecimiento no eche el cierre y sabe que lo que saque es una ayuda impagable.
Con la sobrina, que se llama Bea, cambian las maneras y algunos clientes, aunque no el espíritu. El portero, por ejemplo no está habitualmente, porque igualmente se va a su pueblo en agosto. Sin enbargo la que no sale del bar es la chica de la ORA. No sólo está alli como refugio, para que no la vea su cotrolador, que también, sino porque es muy amiga de Bea. Se cayeron bien desde un principio, pero además se han ayudado mucho. De hecho, han compartido piso mucho tiempo. Así que si habitualmente la chica pasa por el bar, cuando es el tiempo de Bea no sale de él.
Y tampoco sale de él el taxista. NI del bar ni del fondo del vaso.
Y estaban Bea, la chica de la ORA y el taxista cuando llegó Montoro. Igual de trajeado, los mismos rizos en el cogote, la corbata verde, la cartera oficial colgando del brazo, fuertemente agarrada. No llega solo y pide dos Mirindas.
Como por costumbre, pero le pasa una a la mujer.
-A mi eso no me gusta.
No era rechazo pero tampoco sumisión. Era el colofón a la discusión que ya traían.
El taxista, Bea y la chica del ORA oyeron cómo él decía que las cuentas así no cuadraban.
-Lo he explicado muchas veces, Fátima.
A ella, ahora sí, ente la súplica y la insistencia.
-Cristóbal, por dios.
No adivinaron mucho más porque los ministros, aunque discutían, lo hacian en voz inaudible y encima se ponían las manos delante de los labios.
Si hubiera estado Honorio, seguro que habría sacado punta al numerito de hablar en el bar de Betty tapándose los labios con la mano.
El caso es que al día siguiente el presidente anunció que se prorrogaba la ayuda de los 400 euros.
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