Redada en el bar de Betty
Desde el 25 de enero está cerrado el bar de
Betty. Desde ese día un cartel manuscrito, en un folio, con rotulador y letras mayúsculas,
reza: “cerrado por descanso del personal”. Nadie sabe por qué o todos los
conocen pero no son más que especulaciones. El portero las recoge, las oculta,
las fomenta o las distribuye. Dicen que por la crisis, que Betty ya no pudo
pegar a los proveedores y que tuvo que cerrar. También que cerró por el lío en
que la metió el novio de su hija. O por la que montó el taxista. Mejor dicho, la mujer del taxita. Y que en realidad fue Montoro.
Esta versión es la que más adeptos tiene.
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