Cuenta Luis Bonafoux en De mi vida y milagros que de niño se
pasaba las tardes subido a la copa de un árbol diciéndose, “cuando querrá Dios
que pase algo en ese pueblo”. Ese lugar estaba en Puerto Rico y cree que esa
necesidad, o curiosidad vital, lo movió a recorrer mundo. De manera que se fue a Europa no a aprender nada, como
pretendía su padre, se marchó por cambiar de postura.
Quien sabe, puede que esa sea la razón por la que esta Visióndeconjunto se va al otro lado del Atlántico, para cambiar de postura, para buscar otro árbol desde el que mirar.
Saldrá aquí lo que pase allí, aunque no es fácil que los personajes que se quedan se conformen. Bares habrá igualmente, aunque no esté Betty, o si. Y puede que no se acostumbren a vivir sin Montoro.
Los síndromes dejan secuelas y el ministro es experto en daños colaterales
Quien sabe, puede que esa sea la razón por la que esta Visióndeconjunto se va al otro lado del Atlántico, para cambiar de postura, para buscar otro árbol desde el que mirar.
Saldrá aquí lo que pase allí, aunque no es fácil que los personajes que se quedan se conformen. Bares habrá igualmente, aunque no esté Betty, o si. Y puede que no se acostumbren a vivir sin Montoro.
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