-Pues miré usted, hoy es uno de esos días en que me gustaría decirle un par de cositas al de la Mirinda.
-Hoy no aparece, ya lo verá usted.
-Pero si eso no es cosa suya, es de Justicia
-Eso es el alcalde, ¿no?
-Es cosa de todos, ¿o cree usted que no están conchabados unos y otros?
-El de la Mirinda no vendrá no por eso, sino porque estará preparando cómo explicar la reforma, que lo hacen mañana.
-Qué va a preparar, de eso no se encarga él, es cosa del Guindo.
-Quérrás decir De Guindos.
-Como se llame.
-La que se encarga es la otra, la de Trabajo, ¿como se llama esa?
-Mato, ¿no?
-Que va. Esa es la que no sabía que coche tenía su marido en el garaje. Esa está de Sanidad, me parece
-La de Trabajo se llama Baéz, Barez o Báñe. Algo así. Vamos, yo sé que se llama Fátima, me acuerdo bien porque se llama como suegra.
-Se encargue quien se encargue nos van a joder igual.
-Pero una cosa es la crisis y la reforma, y la madre que la parió y otra cosa es que condenen a ese hombre a once años por querer meter mano a los corruptos. O sea, que va él a la cárcel y el Correa ese sale de rositas.
-Que no va a la cárcel, que lo inhabilitan.
-Y qué más da, lo condenan.
-No, que lo quitan de juez.
-Pues eso, lo condenan.
-LLámalo equis, él, condenado y el Gürtel ese absuelto.
-Te estás haciendo un lío, el absuelto es el curita.
-Pero ese fue por otra cosa, porque no pagaba los trajes.
-Que se los pagaban a él, que no es lo mismo.
-Que es una vergüenza, y punto.
-Lo que yo digo es que el Correa ese o el Gürtel, o como se llame, debe estarse escojonando.
Cada uno decía una cosa, sin escucharse, como siempre, pero por una vez en el bar de Betty casi todos estaban de acuerdo.
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