Los del bar de Betty saben que en el edificio vive un futbolista, un escritor, una policía, una diputada del mismo partido que Montoro, una profesora, un gigolo y un vendedor de coches por el portero. Ninguno de ellos ha entrado nunca en el bar, pero los parroquianos lo conocen casi todo de ellos. Donde trabajan, cómo, los avatares de sus vidas sentimentales, sus alegrías y, sobre todo, sus miserias. Vamos, saben la historia de todos, sólo que de esos conocen más detalles.
-A mi no me gusta meterme en la vida de nadie. Y en mi oficio lo que se necesita es mucha discreción.
El portero lo dice totalmente convencido, frontandose las manos, embutido en su mono azul del que cuelga un pedazo de tela rojo, como una señal de alarma.
Lo que ocurre es que cuando el cancerbero de la finca expone lo que exige su profesión lo cree firmemente. Otra cosa es que comente lo que sabe y lo comparta en un lugar cálido donde se siente escuchado y valorado
-No, no vive con la mujer. Esta vive con los hijos en Barcelona. Que tiene dos niños pequeños. la que vive con el es la querindonga, que además le saca por lo menos diez años. Pues calcula, el chaval ese tiene 26 años y la amante tiene más cerca de cuarenta que de treinta. Por lo visto era su representante y está con ella desde que fichó por el Madrid.
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