sábado, 30 de agosto de 2014

Comediantes


Noche de teatro, el mejor remate para las fiestas. Desde Bogajo a Peralejos, poco más de veinte kilómetros, una propuesta irrechazable. Lo dijo Tere, esta noche vamos a Peralejos, hay teatro, ¿te vienes?
A cualquier cosa que hubiera propuesto Tere el viajero hubiera dicho que si. De modo que a las nueve salieron para llegar a Peralejos con tiempo, que la función daba comienzo a las diez. El local, amplio y en pleno griterío, estaba atestado pero por alguna razón había unas sillas reservadas en las primeras filas. No fue misterio, una de las que actuaba era prima de Tere. Ambiente festivo de cierta resaca dichosa. Acababan las fiestas del lugar pero habían tenido como estrellas a las Azúcar Moreno. Palabras mayores, dijo un señor mayor con la boina en la coronilla cuando contaba la novedad. Un cartel que se tardará en olvidar.
El alcalde también forma parte del grupo de teatro, es el impulsor, el sostenedor, el animador y uno de los miembros más entusiastas. Tomó la palabra en el escenario, para presentar a sus compañeros presentes; los de la compañía a un lado y los de la alcaldía al otro. Es decir, los actores aficionados y los concejales. Pidió un aplauso para los comediantes y dio las gracias al pueblo por el apoyo a cuanta iniciativa festiva se había producido. Y por las Azucar Moreno, dijo otro señor con la boina también en la coronilla, un poco más ladeada que la del anterior.
Hizo también uso de la palabra antes de empezar la función el miembro más veterano del grupo. Un hombre de edad avanzada, de voz potente que recordaba al Fernando Fernán Gómez cuando declamaba aquello de “Señoriítooo” en El viaje a ninguna parte. La misma postura, parecida entonación: Idéntico entusiasmo por las tablas. El veterano actor de Peralejos, que luego resultó ser guardia civil retirado y familia de alfareros, improvisó un discurso que posiblemente llevaba bien preparado. En él cantó al arte de Talía para aplaudir la comedia como el mas noble arte del teatro. Se dio un paseo por los griegos, pasó por el minotauro de Creta y llegó a los infiernos de Dante. Todo para demostrar la importancia, trascendencia y antigüedad de la comedia. Perdió un poco el hilo de su discurso, seguramente porque quiso acortarlo, pero nadie se enteró. Fue muy aplaudido, sobre todo porque el salón de actos atestado, achicharrado por el calor humano y el del ambiente de agosto, quería que empezara la función.
La función comenzó y los seis miembros que forman la compañía se defendieron con dignidad. Todos recordaban a Fernán Gómez porque han aprendido a impostar la voz  para elevarla y que se oiga en las últimas filas. A todos se les oyó, se les entendió y se les aplaudió. Todos arrancaron carcajadas entre un público entregado, dispuesto a que alguien les hiciera reír. La compañía estrenaba obra, como hace cada año en las fiestas desde hace catorce años. Durante el curso, en teoría el invierno, aunque las ocupaciones de unos y de otros retrasan ensayos y decisiones, van preparando la función del día de las fiestas. Luego, tras el estreno, hacen una cierta tourneé por los pueblos de alrededor, no muchos, que no es fácil disponer de fechas libres y cada uno de los comediantes tiene otras obligaciones.
Suelen elegir una obra fácil, digerible, de no demasiada duración y sobre todo cómica. Tienen comprobado que su público lo que más agradece es la comedia. De modo que la acción se desarrollaba en la sala de espera de un médico dentista: la enfermera que va mandando pasar, el señor que acude sin cita previa, el parlanchín que a todos cuenta su vida y dos consuegros que se detestan y coinciden en lugar tan disparatado. Situaciones reconocibles, juegos de palabras, chistes un poco gruesos, el temor al sacamuelas...Parecían la ecuación ideal. Golpes de efecto bien medidos y si no bien impostados por los actores aficionados que ya demuestran tablas en el escenario. Niños, jóvenes, adultos y viejos disfrutaron. El descanso apenas dura cinco minutos para improvisar otra pieza distinta que, como transcurre en la consulta de un médico, papel representado por el alcalde, parece la continuación de la anterior.
No lo es pero tiene perecidos efectos: risas, situaciones de malentendidos y contento de los espectadores. Una de las actrices, la prima de Tere, explicaría que en realidad su papel no debería ser de vieja, pero bueno, que se empeñó el alcalde.
Lo que hacen en Peralejos lo hacían en muchos pueblos de Castilla hace años: comedias. El ocio y la diversión pasando por el teatro. Las largas noches de invierno dedicadas a preparar la función del verano. Entusiasmo y mérito y afición por parte de un grupo de escogidos: tres amas de casas, un alcalde, un jubilado y un agricultor que fueron pioneros y ahora son  reserva cultural.
Una reserva también presente en muchos barrios de las ciudades, donde quedan grupos de aficionados que se empeñan en hacer teatro. Se trata de un circuito de ocio que merece la pena descubrir y apoyar

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