Dice el ciudadano Juan Carlos, en llamada a Radio Nacional, que la democracia a este país no la trajo Manuel Fraga, que la trajo el pueblo. Y añade con serenidad y conocimiento algunas gotas de la compleja, polémica y autoritaria biografía del fundador del Partido Popular.
Ignacio Escolar pide paz para los muertos, también para Fraga, pero recuerda los nombres de Julian Grimau, los de Montejurra, o Enrique Ruano, a los que precisamente ese político "de raza" no dio ninguna paz.
Javier Astasio, en su bloj, no puede dejar de rocordalo sentado en la mesa de los consejos de ministros de Franco, en los que se firmaban penas de muerte.
Rodolfo Serrano, en el suyo, no se alegra de la muerte de Fraga pero asegura que tampoco derramará una lágrima entre tanta alabanza y olvido miserable.
Son cuatro excepciones a tanto panegírico histérico. Pero lo peor de todo fue cuando los medios se lanzaron a admirar la calidad humana de un hombre tan grande que tuvo la 'delicadeza' de vivir en un piso de 90 metros. Se pusieron estupendos y titularon cosas como 'Duelo masivo en 90 metros'.
Eso sí que una falta de respeto al periodismo, a la democracia y a la ciudadanía.
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