martes, 13 de mayo de 2014

Coincidencias


Cuenta John Lee Anderson que García Márquez viajó por primera vez en avión intercontinental a los 28 años. Fue en 1955 y el vuelo lo llevó, cruzando el Atlántico, de Colombia a Ginebra. Lo leo en el libro Gabo periodista, durante el vuelo que me lleva de Cartagena de Indias a Bogota. Me pongo a echar cuentas y compruebo que la primera vez que monté en avión fue también en un viaje transoceánico que me llevó de Madrid a Lima, en noviembre de 1984. Y tenía 28 años. Punto, hasta ahí las coincidencias.

Había cerrado la revista Actual y pensé que la mejor inversión de aquella indemnización era un viaje. Recorrimos durante dos meses largos el Perú, con buenos contactos, de modo que fue una inmersión muy aprovechada tanto por Lima como la costa, la puna o la selva. No es del todo casual que vuelve a pensar en aquel viaje porque de allí salieron algunos personas, ciertas vivencias, sensaciones que se quedaron para siempre. Y tenia 28 años.

Un nombre se me quedó, el de una periodista lista, inteligente, atractiva. No recuerdo bien quien la presentó pero me acuerdo perfectamente de ella. Seguro que aportó claves para entender la política peruana de entonces, que regaló direcciones y contactos. Se llamaba Sonia Goldenberg.

El sábado pasado asistí a una maratoniana reunión de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano en un hotel de Cartagena. Todo el equipo, liderado por Jaime Abelló y el control gerencial de Ricardo Corredor, trató estrategias, proyectos y planes de futuro tras la muerte de su fundador y valedor. De pronto en uno de los paneles apareció el nombre de Sonia Goldenberg.


Ahora sé que hace documentales que le premian. Y somos amigos en Facebook.

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