Escribió García Márquez en una de sus Jirafas, a principios de los años cincuenta del pasado siglo: “La sirena era una criatura que tenía de mujer lo menos útil y de pez lo menos aprovechable. Es visa de lo cual, no hubo otra alternativa que dejársela a los poetas, las únicas personas capaces de sacarle partido a un ser que no ofrecía ningunas perspectivas ni como esposa amantísima ni como complemento del almuerzo”.
Hoy Gabo se fijaría en que en Colombia hay muchas sirenas operadas y todas hablan continuamente por el celular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario